Dorados con mosca en Puerto Gaboto

Martín Chávez

Dorados con mosca en Puerto Gaboto, Provincia de Santa Fe, por Martin G. Chaves

No pudo ser en Mayo. El Rio Paraná estaba bajo y acarreaba mucho material. El agua marrón no es la ideal para la pesca con mosca, ya que necesitamos que el pez vea bien el engaño.

Por fin, a mediados de Octubre, llegó el mensaje esperado por semanas: si bien estaba difícil, las condiciones habían mejorado y el rio estaba subiendo.

No teníamos muchos datos de la pesca con mosca en Puerto Gaboto. No es, hasta hoy, un destino frecuente para los pescadores porteños de esta modalidad y los guías especializados se cuentan con los dedos de una mano.

Llegó a oídos de mi compañero de la AAPM- Asociación Argentina de Pesca con Mosca, el experimentado Jorge Michelini – MicheFly – el dato de un guía proporcionado por unos amigos de Mar del Plata. Federico Prado, un rosarino afincado en Gaboto, fue la persona que se encargó de organizarnos toda la salida: desde el alojamiento en hermosas y cómodas cabañas, hasta la guiada durante dos jornadas muy intensas. El consejo fue hacerlo en días de semana para evitar el tumulto de pescadores que se dan cita durante los fines de semana y feriados.

360 km separan a Puerto Gaboto de la Ciudad Autónoma de Bs As; 60 km de Rosario. Casi todo el trayecto se hace por autopistas. Es un pueblo ribereño con mucha historia, apacible, limpio y prolijo. Fue el primer asentamiento europeo en América y se llamó Fuerte de Sancti Spiritu. Se encuentra próximo al Rio Paraná, en la confluencia de los ríos Carcarañá y Coronda.

El primer día amaneció bastante ventoso. A bordo de la cómoda lancha adaptada inteligentemente para nuestra modalidad favorita, cuenta con dos plataformas para castear cómodamente a proa y a popa. Federico pesca desde su niñez y tiene muchos años de “mosquero”, una ventaja para cualquiera de nosotros, ya que sabe cuáles son nuestras necesidades para poder pescar. El viento complicó los intentos en el Paraná, lugar donde se puede dar con más frecuencia con los ejemplares de mayor porte. Por eso, navegamos buscando reparo por un canal hasta internarnos en ríos y arroyos interiores de un enorme delta, con todo lo que esto significa. Lamentablemente, el agua no había subido lo suficiente para entrar a las lagunas y bañados, así que quedaron pendientes para otra salida. Buscamos intensamente las señales de presencia de dorados: borbollones, chapoteos y aguas “nerviosas”, señales de que los peces están comiendo. El viento nos jugaba en contra.

En uno de esos arroyos y ante las señales inequívocas de un cardumen de dorados cazando, nuestro guía nos posicionó en el centro de este y, dejando derivar la lancha, nos llevó hasta el lugar haciendo uso del motor eléctrico para acomodarnos. Primero picaron en la caña de Miche quien no pudo clavar y luego en la mía, que tuve más suerte y pude cobrar la pieza de un buen tamaño. Un casi doblete esperanzador.

Utilizamos cañas #7 y #8 rápidas, línea intermedia en mi caso y sinking tip en la de mi compañero. Un metro y medio de leader de fluorocarbono y 20 cm de cable de acero a la mosca. Las mismas, no muy grandes ni con mucho material, en colores negro con rojo y blanco y verde con negro y brillo en anzuelos 3-0. Casi siempre lastradas. Hicimos varias pasadas más y recorrimos mucho, pero el viento cada vez más fuerte nos dificultó la tarea. Imposible pedirle a Fede más esfuerzo, lo puso todo.

El segundo día fue otra historia. El viento muy leve nos permitió salir al hermoso e inabarcable rio Paraná. Ya a los pocos minutos de salir y en unas paredes cercanas, conseguimos el primer dorado. Fueron oportunos los consejos del guía en cuanto a la forma de castear y donde poner la mosca. Siempre tratando de pegarla a la orilla, o haciéndola rebotar en las barrancas, a veces atacaban o tomaban casi en el aire o apenas caían las plumas al agua. Nos dimos el gusto de sacar varios ejemplares y de tener muchos más piques. Los peces estaban exigentes. Había que estripear lento, dejando primero que la mosca profundice. Probamos paredes, correderas, piedras, palos e hicimos algunos intentos en los bancos de arena, pero tenían muy poca actividad a la vista. La zona tiene para todos los gustos. Nos movimos bastante ya que el agua creciendo a un ritmo de 50 cm por día, parece que vuelve a los Dorados bastante remolones.

Como corolario y ya casi cuando habíamos bajado los brazos para ir a buscar tarariras, Miche sacó dos hermosos ejemplares seguidos más que nos entusiasmaron hasta el final de la jornada.

La localidad nos sorprendió gratamente, inmensa, rebosante de naturaleza y con infinidad de lugares y variantes estructurales. Muy conformes con el servicio, la calidez y las enseñanzas del guía, sus relatos y sus espectaculares viandas del mediodía. No me caben dudas que ganamos un amigo, además de una pesca más que interesante. Nos aseguró que, con condiciones más ventajosas, hubiera sido difícil llevar la cuenta de las piezas cobradas. No faltan ganas de volver a constatarlo.

Alojamiento y guiada:

Federico Prado

Cel. / WhatsApp: +54 9 3413 88-4266 – Instagram: @fedeprado_

COMENTARIOS:

En Santa Fe, el dorado es Especie Turística Provincial, así que la devolución es obligatoria en todas las formas de captura.

En esta Provincia, no hay veda de pesca de Dorados.