Enero, calor, la inmensidad del estero hasta el horizonte, y el sol del mediodía correntino me golpean, me abarcan, me embriagan. Voy volviendo ya a la costa.
Somnoliento, cansado, dejo derivar en silencio mi bote por el arroyo, entre el juncal alto, hurgando en las sombras sobre la arena del...
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